martes, 3 de febrero de 2015

Tiempos modernos

No tengo ganas de nacer, aún mamá,
no quiero hacer camino 
en este mundo mezquino
en el que se matan por fuel, por follar
y por mearse en el jardín del vecino.

Microbio

Si fuimos capaces de cegar nuestras pestañas ante los invisibles,
Javier -el chapista del barrio-, Irak, Senegal
o la flor de loto
que nos cubrió durante lustros la piel en escamas de luz,

si llegamos, por un momento de nuestros
tímidos y rasgados
instantes de libertad,
a ofrecernos para perder holgadamente el tiempo,

si tan listos fuimos para olvidar
aquellas noches de niños jugando a los puzzles con nuestras madres,
aquellos parques dónde la arena tan sólo cubría
la sonrisa
de nuestros primeros días,

si nos atrevimos a encender el televisor,
a escribir este poema que tan poco vale,

si tan valientes fuimos para vencernos a nosotros mismos...

¿Qué queda de nuestros nombres, qué queda de nuestras manos,
qué hay más allá de una luz que, incompleta, se apaga,

qué hay más allá del aliento de la incertidumbre?

Quintí Casals

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