jueves, 7 de marzo de 2013
Retretes
La sociedad, es decir,
la gran mayoría de personas de este mundo,
(ya que generalización
siempre fue sinónimo de error)
han adoptado la forma de un retrete
abriendo la boca a menudo
cuando les apetece mear a los poderes.
Y se han convencido, han interiorizado su función
cuando viene el gobierno, la iglesia, la corona
o el empresario,
la tapa se abre y se le hace una ovación,
y sea quien sea el campeón
cogerá su estriado pene y lo meneará
para que caiga hasta la última gota
en el fondo de nuestro interior.
Y te dirán, no se queje señor retrete
número mil doscientos diecisiete
que es su puesto
el de abajo mirando mi pene
notando como se mea encima de su cuerpo
y como cuelgan mis huevos,
esas son sus leyes y deberes,
¡no se queje!
¡Tiene usted pocos quehaceres!
Y la gente lo creerá,
abrirán la tapa
y hasta honrado se sentirá,
he hecho lo que se debe hacer
(lo que escribieron los meones,
beneficioso a su voluntad).
Ellos sonreirán, pícaros y astutos
por nuestra pobre y frágil
mediocridad.
Se sentirán los retretes bien
si los potentados poco les mean.
Yo lo siento mucho,
pero si se sientan en mí
no esperen comodidad o poca marea,
yo les engancharé su polla con mi tapa
y les pegaré herpes y gonorrea.
Soy un mal retrete,
un ejemplo
por mi desobediencia.
[Siguen meando y hasta se nos cagan
con colorida y perfumada diarrea.
Tiremos a todos estos sucios meones
por la cadena]
Quintí Casals
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