lunes, 25 de marzo de 2013


Pobres afortunados 

Pobre Elena,
que eligió entre millones de habitantes
a un muchacho tímido y tenso,
que no entendía las caricias penetrantes
que le daba Elena a su mente y piel,
perverso
sin ser cruel,
caramelo,
sin ser miel.
(Intentar domar a un polo opuesto
haciendo deshelar con calor
su frialdad y su privativo infierno)

[Pobre Elena,
que necesitaba de Quintí
alguna forma de sentimiento]

Pobre Quintí,
que no sabía responder ante el afecto
y movía la pierna o lo que fuera
sólo por intentar estar tranquilo
ante aquello que le parecía
tan adverso.
[Cuando la cabeza se lo comía
tenía que escribir sus alegrías
y sus miedos]
Se ponía nervioso, inquieto,
(sería la emoción de estarse
tentando, acariciando o teniendo sexo
con el mayor de sus sueños)

Pobres afortunados,
que aunque difícil para ellos fuera el roce,

tenían el cariño suficiente para entenderse a besos/versos.

(Palabras o no-palabras que amansan, que calman,
[a ella la verborrea y a mí los mimos que me hace en la espalda]
para nada miento,
es la necesidad de lo que nos falta,
[a mí algo de cariño y a ella el calor de una palabra]
yo escribo mis sentimientos
y ella me los aclara)

Quintí Casals

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