Otro crucero que se va pensando que por nada del mundo viviría aquí.
Después de 4 fotos mal hechas al Vesuvio, 2 o 3 spritz
y la pizza margherita devorada en cualquiera de las plazas
más sucias jamás encontradas,
los cruceros parten.
Echan los nudos, encienden el motor, surcan el mar y se dirigen,
valerosos y avispados, a cualquier otro destino perdido de la mano de Dios.
Y pensar que nunca escucharán explotar un petardo en San Paolo.
Y pensar que nunca les gritarán un "affamocc", les cantarán desde un balcón.
Y pensar que no encontrarán nunca moral que los niños fumen porros, que vayan en moto.
Y pensar que nunca habitarán en el manicomio
más bello de todos los confines terrestres;
el ano de Europa, el pezón de Gomorra:
Napule.
Quintí Casals
martes, 24 de febrero de 2015
Feliz cumpleaños
Me siento como la reja de un aire acondicionado;
todo el día ella ventilándose y suspirándose
entre la soledad del azar
y la inmensidad de los días.
Me siento como un pez correteando en un mar;
perdido, tonto y circundante
en el futuro tímido de su brutal presente.
Me siento como la uña de un pie,
afablemente inútil;
como una planta de plástico,
meramente decorativo.
Saber salir por la puerta, saber dar el primer paso hacia el mañana,
conducir, sentir, mirar bajo el cuenco de las arañas;
sentirse vencido en el albor de la llama
viva / no puedo.
No sirvo para nada más que vibrar,
“Los chicos nos lloran tienen que pelear”.
Cuando era pequeño quería ser jardinero,
mañana cumplo 21 y aún no sé cómo crecen las flores.
Me deshincho en el trastero de los años de ayer.
Me deshincho y crezco grande como un desastre.
todo el día ella ventilándose y suspirándose
entre la soledad del azar
y la inmensidad de los días.
Me siento como un pez correteando en un mar;
perdido, tonto y circundante
en el futuro tímido de su brutal presente.
Me siento como la uña de un pie,
afablemente inútil;
como una planta de plástico,
meramente decorativo.
Saber salir por la puerta, saber dar el primer paso hacia el mañana,
conducir, sentir, mirar bajo el cuenco de las arañas;
sentirse vencido en el albor de la llama
viva / no puedo.
No sirvo para nada más que vibrar,
“Los chicos nos lloran tienen que pelear”.
Cuando era pequeño quería ser jardinero,
mañana cumplo 21 y aún no sé cómo crecen las flores.
Me deshincho en el trastero de los años de ayer.
Me deshincho y crezco grande como un desastre.
Quintí Casals
viernes, 13 de febrero de 2015
Oración
Dime, ¿qué es lo que quieres,
qué es lo que quieres
de esta desamparada y desagradecida
existencia?
Dime, ¿Adónde quieres llegar?
Plano a plano de la inaptitud permanente,
más allá de todo confín repleto de estrellas,
¿qué es lo que buscas entre tus pantalones de payaso?
¿Qué pretendías encontrar en este juego de aires a contracorriente,
qué es lo que tanto tiempo esperaste de las ranas y las hormigas?
¿Pensabas que eras único?
¿Pensabas que sólo tú podías coger una patata y aplastarla?
No, no, no...
¿Quién te has creído que eres,
James Dean, Hemingway, Harry el sucio?
Deja de hablar
y grita de una puta vez hacia el viento.
Deja de podrirte
en ese sofá comprado en IKEA.
Coge tu dinero, tu calcetines, el tabaco, tu juego de cartas favorito
y salte a correr y a dar saltos por ahí.
No te quedes ahí sentado en esa sillita de cristal,
no esperes nada del vecino ni de ti mismo,
enrédate, oh sí enrédate,
en la telaraña de los abismos.
Mueve el culo, baila, participa,
juega, ríe, enfádate...
pero abandona la esperanza.
Nadie te regalará nunca nada;
recuerda que aquí todos caminamos sin rumbo.
Quintí Casals
qué es lo que quieres
de esta desamparada y desagradecida
existencia?
Dime, ¿Adónde quieres llegar?
Plano a plano de la inaptitud permanente,
más allá de todo confín repleto de estrellas,
¿qué es lo que buscas entre tus pantalones de payaso?
¿Qué pretendías encontrar en este juego de aires a contracorriente,
qué es lo que tanto tiempo esperaste de las ranas y las hormigas?
¿Pensabas que eras único?
¿Pensabas que sólo tú podías coger una patata y aplastarla?
No, no, no...
¿Quién te has creído que eres,
James Dean, Hemingway, Harry el sucio?
Deja de hablar
y grita de una puta vez hacia el viento.
Deja de podrirte
en ese sofá comprado en IKEA.
Coge tu dinero, tu calcetines, el tabaco, tu juego de cartas favorito
y salte a correr y a dar saltos por ahí.
No te quedes ahí sentado en esa sillita de cristal,
no esperes nada del vecino ni de ti mismo,
enrédate, oh sí enrédate,
en la telaraña de los abismos.
Mueve el culo, baila, participa,
juega, ríe, enfádate...
pero abandona la esperanza.
Nadie te regalará nunca nada;
recuerda que aquí todos caminamos sin rumbo.
Quintí Casals
martes, 3 de febrero de 2015
2
Estoy feliz de vivir los majestuosos años de mi generación porque me permite certificar, por fin, a mí y a todos los que sean partícipes de esta triste apocalipsis llamada posmodernidad, que el humano y toda su historia han sido siempre una magnífica y fascinante mierda.
Quintí Casals
Quintí Casals
1
Me gustaría saber por dónde piso,
por dónde estoy,
tocar mi piel estirada y fina
y aceptarla como tal.
Quintí Casals
por dónde estoy,
tocar mi piel estirada y fina
y aceptarla como tal.
Quintí Casals
Tiempos modernos
No tengo ganas de nacer, aún mamá,
no quiero hacer camino
en este mundo mezquino
en el que se matan por fuel, por follar
y por mearse en el jardín del vecino.
Microbio
Si fuimos capaces de cegar nuestras pestañas ante los invisibles,
Javier -el chapista del barrio-, Irak, Senegal
o la flor de loto
que nos cubrió durante lustros la piel en escamas de luz,
si llegamos, por un momento de nuestros
tímidos y rasgados
instantes de libertad,
a ofrecernos para perder holgadamente el tiempo,
si tan listos fuimos para olvidar
aquellas noches de niños jugando a los puzzles con nuestras madres,
aquellos parques dónde la arena tan sólo cubría
la sonrisa
de nuestros primeros días,
si nos atrevimos a encender el televisor,
a escribir este poema que tan poco vale,
si tan valientes fuimos para vencernos a nosotros mismos...
¿Qué queda de nuestros nombres, qué queda de nuestras manos,
qué hay más allá de una luz que, incompleta, se apaga,
qué hay más allá del aliento de la incertidumbre?
Quintí Casals
no quiero hacer camino
en este mundo mezquino
en el que se matan por fuel, por follar
y por mearse en el jardín del vecino.
Microbio
Si fuimos capaces de cegar nuestras pestañas ante los invisibles,
Javier -el chapista del barrio-, Irak, Senegal
o la flor de loto
que nos cubrió durante lustros la piel en escamas de luz,
si llegamos, por un momento de nuestros
tímidos y rasgados
instantes de libertad,
a ofrecernos para perder holgadamente el tiempo,
si tan listos fuimos para olvidar
aquellas noches de niños jugando a los puzzles con nuestras madres,
aquellos parques dónde la arena tan sólo cubría
la sonrisa
de nuestros primeros días,
si nos atrevimos a encender el televisor,
a escribir este poema que tan poco vale,
si tan valientes fuimos para vencernos a nosotros mismos...
¿Qué queda de nuestros nombres, qué queda de nuestras manos,
qué hay más allá de una luz que, incompleta, se apaga,
qué hay más allá del aliento de la incertidumbre?
Quintí Casals
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