Y después de todo un día dialogando con el infinito,
con el cielo, con la bravura de la amargura, con el alma,
con los ojos, con el falo, con el espectro encarnado de la vida,
escribo un pensamiento en vano
para un día que no ha tenido nada
más
que palabras huecas
también en vano.
El pensamiento que escribo
no es más que un soplo de nada
y lo escribo así,
dejando algo,
nada más que cuatro palabras,
nada más que una migaja de todo,
nada.
Con todo en el significante
y con nada en el significado.
Como mis días en la vida:
vacíos en la inmensidad,
sazonados con la pizca de nada
en lo que parece ser un grabado del todo.
Quintí Casals
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