miércoles, 4 de julio de 2012


El color de la amargura.

Tengo un carácter frío porque el mundo me enciende
El silencio de los sueños el único que comprende
A un niño que un día fue hombre pero murió de pie
Disparándose balas de amapolas entre sien y sien

El mundo perdió el rumbo porque solo iba para el norte
Una brújula triangular deja el sur con un gran recorte
El infierno meridional se justifica con el trabajo del pecado
Condenando a aquellos que en su historia fueron honrados

El barco ya no navega entre margaritas sino entre nubes de humo
Las costillas de los niños africanos agrandan nuestros consumos
La gordura de los niños de arriba aprieta el cinturón a los de abajo
El mundo ahora gira en vertical y no en horizontal hacia los lados

El negro nunca gustó al hombre pálido por ser su inicio
Siendo madre África el continente de mayor prestigio
El blanco vende ahora acero con la muerte dibujada en boca
Olvidando que este miserable viene de aquello que más odia

Estallan las explosiones que un día fueron sonrisas y no gases
Mutilando a inocentes que querían en futuro surcar mares
Unos pocos de ellos van a conseguir tal privilegio falso y caro
De llegar a la tierra prometida dónde el diablo se viste con descaro

Las lágrimas ahora habitan en pequeños corazones del recuerdo
Regalando al viento gritos de esperanza con sabor a tiempo
Esos oscuros rostros iluminan cada día la inocencia de la melancolía
Del humano que un día fue rey de la más pura alegría, ahora perdida

Esos corazones siempre van a ser nuestra parte más pura
Aunque este mundo atroz parezca no tener ninguna cura
África es la que bombea la sangre de cada habitante vivo
Aunque mueran cada día, África del mundo fue el ombligo 

Quintí Casals

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