El año que mi mundo
quería acabar.
Despertando entre las dunas del desierto húmedo y frío de mi
almohada
El firmamento se disuelve entre los polvos de estrella que me da mi amada
Después de luchar contra todos mis sueños, ya no lucho para
conseguirlos
Mis ojos llevan la niebla en su iris y ya no quieren
llevarme por caminos
Los grados suben con el sol amaneciendo porque vivo 24
noches al día
La ciudad despierta y con ella mi más humilde y sincera
misantropía
Los pájaros no cantan sobre los cables pero recitan versos
en mi cabeza
Cejas se arrugan y mis párpados cobran segundos para
hospedar tristeza
Un año repleto de impresiones mostrando el final de todos
los pasos hechos
Yo ignorándolo todo y divisando mi cielo desde las montañas
de tus pechos
La Muerte avisando a humanidad de su plan de llevarse su
savia y su sangre
Dejando la realidad en la nada acabando con la naturaleza y
todos sus padres
Desprendo una carcajada dedicada a tal teoría absurda y a
tal absurdo año
El globo no puede pinchar y derretirse cogiendo forma de un átomo extraño
Fluyendo por mis percepciones creo mi vida, creyendo que
libertad es mía
Veo, oigo, huelo, toco y degusto pedazos de luna que acaban
con los días
Llega el año, la hora, el minuto y el segundo en qué el
mundo quería desvanecer
Pero solo soy yo el verdadero testimonio que cosmos y luces
iban a desaparecer
La fuerza de la realidad que creía no me avisó de mi solitud
en universo diminuto
Y ahora el mundo que creía suyo era mío y me roba solo a mí
mis últimos minutos
Crudas sonrisas dediqué a tal despropósito y con qué ironía
se las llevó
Ahora mis sentidos son vaho y descubro que objetividad era
imaginación
Había llegado mi año, mi hora, mi minuto, mi segundo y mi último aliento
La Muerte avisándome continuamente y yo despejando todos esos vientos
Quintí Casals
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