martes, 23 de octubre de 2012

El amargado de turno


Desde sus ojos,
sus labios me llaman
amargado.
¿Será porque no ven?
¿Será porque no besan?
Desde sus ojos,
sus carnes me llaman
amargado
¿Será porque no ven?
¿Será porque les pegan?
Desde sus ojos,
su felicidad, supuesta mente objetiva,
supuesta mente activa,
para mí nociva,
me condena a vivir amargado,
apagado en el regazo
de lo que ya no amo.

Les roban,
desahucian,
el trabajo les encadena,
si se quejan les pegan,
el cerebro se quema,
les miran desde arriba,
el corazón en polvos convierten
y perdedores son si sienten,
pero sonríen,
sonríen,
sonríen.

En este mundo de felices,
dónde se sonríe a quien te amarga
ser un amargado
es el placer de la libertad del alma.

Quintí Casals

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