Después de ver mi rostro
empapado en el jolgorio de los últimos días,
después de sumar uno más uno
o de dividirme yo mismo
en la tímida desazón
de existir para alguien,
después de llorar mucho, de besar poco,
de matar a Dios, de buscar en la agenda telefónica;
después de ver en el telediario
"Bin Laden ha muerto",
de pasar días atento a
cómo vuela una mosca...
siento que sangro
hacia el horizonte,
siento mi piel
hacia dentro.
Quintí Casals
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