miércoles, 11 de marzo de 2015

Sociedad

En este engranaje de logotipos,
etiquetas y musiquitas...
no quieras entrar;

en el fondo los invisibles
habitan nuestras entrañas.

En la insignificante y
triqueñuela de encantar...
no quieras entrar;

en el fondo los invisibles
habitan nuestras entrañas.

La gente pasa, escupe
y se difumina grisácea...
no quieras entrar;

en el fondo los invisibles
habitan nuestras entrañas.

Si eres vagabundo, perro muerto,
vago, maleante o superstar...
no quieras entrar;

morirás, invisible,
en el fondo
de nuestras

desgracias.

Quintí Casals

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