Ojalá.

Ojalá mi nombre no salga nunca en el periódico,
en una esquela como un hombre dividido
entre el recuerdo y el olvido.
Ser inmortal es mi mayor destino,
inmortal en la nada
con don nadies,
con el baile,

de mis ojos cerrados,
el infinito disolviéndose
y el negro
del vestido de la Muerte
en las paredes 
del iluminado túnel
contrastando 
con mi luz.
Al fin y al cabo,
es mi luz
y mi túnel.
Y todo este enorme escenario
se redujo a unos pocos
para estos ojos,
para estas orejas,
para esta lengua,
para estos dedos,
para esta nariz,
pero fue la vida más bonita
en el mundo más mierda
por eso dejo
que la razón se pierda
y el corazón me entienda,
queriendo ser inmortales.

Pero yo soy inmortal,
en la voz de quien me escuche.
Aunque mi luz poco a poco
va a apagarse
yo nunca estaré muerto.

Escribo ésto, estando enterrado
porque mi voz suena
pero quien mejor me escucha
es mi amado silencio

Ahora iré a dormir con mis sueños,
mis amigos y enemigos
porque me traicionan
día a día
mientras el mundo respira
un superviviente
morirá levemente
otra noche más,
hablando a la nada,
cerrando los ojos,
apagando la luz
del mundo que ve y siente

Quintí Casals