martes, 28 de abril de 2015

La eterna lucha

¿Qué será este brazo tan largo, estas manos tan raídas,
qué son estos dedos, esta agua, este basto cielo; qué serán?

Difuminado yo en el aura intemporal
del alma que se ensancha

siento caminar entre sombras
que me encogen.

Quinti Casals

jueves, 23 de abril de 2015

Se quema el mundo en el infierno de la mentira
y las personas creen saber por dónde andan
mientras yo, difuso en el etéreo placer de la ignorancia,
me quemo en el fuego de la destrucción
supina.

Quisiera ser ceniza, tirado en el cenicero de las horas,
quisiera irme como quién no nace,
quisiera irme como la música que no se escucha.

Quintí Casals

jueves, 16 de abril de 2015

Ser/Estar

Explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome.

Alejandra Pizarnik

¿Hasta que punto puedo decir que me aprieta el alma,
que me incita, que me cubre, que me hidrata
cuando me impregna de los resquicios y los muros
del ser y el estar.

Hasta dónde puedo correr, hasta dónde puedo mirar,
si no poseo yo piernas u ojos sinceros.

Hasta que enmienda puedo saber que el agua
corre en buena dirección si nunca estudié yo
la caligrafía caprichosa de los dioses.

Hasta que astilla llega la belleza,
hasta que escarabajo fluctúan los ecosistemas?

¿Pudriéndome en el pérfido suicidio del tiempo...
hasta dónde puede temblar el mundo,
hasta cuánto puede volar el silencio?

Siento, oigo, respiro, hablo
sin fin alguno.

Mis entrañas se remueven entre las paredes del destino.
¿Hasta que punto puedo llegar hasta mis manos?

Quintí Casals

viernes, 10 de abril de 2015

Una belga en mi ciudad

Me dijiste que aprenderías catalán,
que te encantaría escuchar mi acento en holandés.

Me dijiste que me enseñarías el centro de Francia,
que era un hombre de mundo y, como tal,
tenía que conocer hasta donde llegaba mi origen.

Y tropezaste por aquí, en el nido de mis miserias,
desabrochando toda la luz que le quedaba a mi piel.

Y caíste, color naranja tal como tú eras,
en la buhardilla del recuerdo que se abre, estúpido.

Mas dijiste, también, que amabas cada uno de mis átomos,
que quisiste venir a saber qué era de mí, que quisiste conocer
cuándo, cuánto y porque era de mí.

Se rompe una ola en nuestro corazón.

Todo está bien, todo está mal.
Nos hundimos en la arena del espacio-tiempo sin igual.

Hablaste de tus abuelos, de tus padres;
vimos que tan diferentes no eramos,
supimos que tan largo no es el palo, que tan corta no es la vida.

Y viste los almendros florecer, a mi tío tirarse pedos
y nos prendimos en el fuego de lo que ya no prende
y nos prendimos en el fuego de la ocurrencia singular, fugaz.

Se rompe una ola en nuestro corazón.
Quiero amanecer encongido a tu lado.

Me prometiste volver al punto de salida, al peligroso rincón de la caricia.
Muero en cada una de las palabras que declaras a los planetas.
Leo tu último mensaje en Facebook y recuerdo que estás lejos.

Quintí Casals