T’estimo
Ayer,
en el último beso
pediste un te quiero
con el brillo de tus ojos
y mi boca no respondió
porque respondí
con mi mirada.
Mis labios te miraron
y pudieron calibrar
cuatro palabras mal dadas
y malvadas,
“Que te vaya bien”
pero tu deseabas
un te quiero,
un te quiero,
un te quiero.
Y ahora por tu camino
navegas por un río
de las lágrimas densas
de ese te quiero,
de esa parada
y de este hombre
intentando odiar el amor
que tan frío pude darte.
Y sé que estás enfadada
con el enfado de la nada,
con la destreza de la luna
que siempre nos separa.
El amor que pude darte
era una persiana que a contraluz
podía iluminar parte de ti
complementándote,
complementándote,
complementándote
tan vacía y tan llena
tan dulce y tan amarga
tan tensa y tan tranquila
desfilaste por mi vida
siendo lo más parecido
a mi eterna utopía
porque la realidad desvanecía.
Aunque eres el silencio de mi cabeza
ahora me atormentan tus voces
porque
te quiero,
te quiero,
te quiero.
Ahora que quizá no te tengo,
tengo a la vida y a la muerte.
Ahora recuerdo que vivo
y que algún día moriré
pero moriré
sin poder perderte
porque,
te quiero,
te quiero,
te quiero.
Quintí Casals